Empezaban a aparecer los modems de 56k. La mayoría de las computadoras no tenía Ethernet. Había una nave, la UESC Marathon que teníamos que liberar; y para eso hacíamos cualquier cosa.
Nunca fue demasiado fácil entrar a una red ajena -y no hablo de la pendejada de colgarte de la wifi del vecino-, sobre todo si para entrar tenías que llevar tu propia computadora de escritorio, tu propio monitor y tus propios transformadores especiales porque el jueguito corría sólo en TU computadora -y las laptop eran algo que sólo se veía en las películas-. Necesitabas la red, necesitabas jugadores, necesitabas el host y no necesitabas internet.
No era fácil conseguir el juego porque acá no se vendía, acá no se descargaba nada y no existía Google. No tenías Wii motes, ni Controllers, ni joysticks, ni una goma más que todos los botones del teclado y tus diez dedos, que tenías que usar juntos si no querías que te destrozaran los S’pht.
Hubo algo antes que el Halo: un grupo de gente que hacía cosas que no aparecen en las revistas, ni el la tele, ni en los blogs. Hace unos años, se jugaba en serio.