- Cerrar la puerta del auto y dejar medio lacito del piloto/tapado/saco afuera, agarrado con la puerta.
- Que el que está sentado al lado en el colectivo se duerma y vaya cayendo sobre vos.
- Que te quede un orégano en el diente y no darte cuenta.
- Atender el teléfono en tu propia casa y decir “Estudio, buenas tardes…”.
- Que la pajita de la gaseosa sea demasiado corta y se te meta dentro de la botella.
- Tomarse el subte en el sentido inverso al que necesitabas tomar.
- Ir el Día del Estudiante a tomar o dictar clases. (Gracias mil Darío Gallo & friends)
- Lavarse las manos en un lugar público y notar –demasiado tarde y con las manos chorreando- que se acabaron las toallas en el dispenser.
Y el clásico de todos los tiempos:
- Que un auto pase cerca del cordón, pise un charco y te empape de agua con barro.