- Un hombre que nos proteja, que nos provea y que sea capaz de dar la vida por nosotras.
- Un hombre al que admiremos, que nos supere en inteligencia y que tenga una paciencia infinita para explicarnos cosas.
- Un hombre al que no le importe que a nosotras no nos gusten las mismas cosas, ni los deportes, ni sus amigos.
- Un hombre creativo, curioso, divertido y que siempre tenga planes interesantes para hacer con nosotras –más allá del clásico fuki fuki-.
- Un hombre buen mozo, viril y que nos derrita con sólo tomarnos de la cintura.
- Un hombre que tenga ganas de conversar –o de callarse la boca- cuando nosotros querramos y que nunca nos diga: “Algo te pasa, estás rara”, porque siempre sabe exactamente qué nos pasa y cómo resolverlo con una buena charla.
- Un hombre que haga buenos regalos, que sepa nuestro talle, nuestro gusto y que no se limite a la hora de gastar dinero en nosotras.
- Un hombre que se acuerde de las fechas importantes y que le parezca gracioso que a nosotros se nos escapen “esos detalles” porque somos encantadoras.
- Un hombre que esté absolutamente caliente con nosotras y para el que encarnemos el ideal de belleza y nos lo diga todo el tiempo, además de ser fiel y muy gauchito.
¿Ahora entienden por qué somos unas reverendas hijas de puta cuando estamos obligadas a conformarnos con uno solo?