Los libros de Management son para personas que no los necesitan o que nunca tendrán la oportunidad de aplicarlos. La base de todos es enunciar en las 10 primeras páginas lo que tratarán de defender complicadamente en las 490 restantes. Algunos, incluso, utilizan esas de páginas únicas de contenidos como inicio de cada uno de los 10 capítulos. La moda de estos libros es hacer uno que contradiga el best-seller anterior: si en el primero te decían que cuides tu queso, en el segundo te dirán por qué el queso no importa nada.
Los libros de autoayuda explican minuciosamente que no los necesitabas para nada PORQUE TODO ESTA EN TU INTERIOR.
Los libros de psicología se encargan de demostrar que la razón es lo único que NO NOS SEPARA de los otros animales del reino y que, a pesar de nuestros esfuerzos, somos la combinación perfecta entre un cerdo, un mono, un flamenco y un bacalao.
Los libros de derecho utilizan cientos de páginas para desarrollar casos como fórmulas matemáticas con base en la jurisprudencia y, los libros de matemática nos dicen que la solución de todos los problemas depende del nuestro punto de vista y del pensamiento lateral.
Los libros de arquitectura, arte, decoración, diseño son de imágenes porque sobreentienden que los compradores carecen de la capacidad de concentración en la lectura o del pensamiento abstracto.
Las biografías se ocupan de hacer mierda su objeto de análisis. Los más leídos son los que presentan a sus protagonistas como imbéciles, bestias desalmadas, putas o errores históricos.
Los libros de tecnología están editados para demostrar que la belleza no existe y que lo que parece sencillo e intuitivo es, en realidad, complicado, obtuso y que ya no va a servir cuando terminemos de leerlo.
Los libros de chistes duran una sola leída, pero la gente insiste en darlos como regalo.
Por todas estas cosas, hace años que sólo leo ficción.
(Gracias a Jorge Gobbi por esto que inspiró este post.)