Hace años que la frase del título aludía a una cierta capacidad craneana mínima para juntar seso y poder pensar. Hoy la indispensabilidad de frente está determinada por la moda del flequillo.
A no ser que tengas la cabeza llena de rulos apretados, NECESITAS tener flequi-lacio-modernoso. Como no todos han sido favorecidos con el correcto display flequillístico, vemos que muchos se inventan una frente que nace a la mitad de la cabeza, arrastrando media peluca en bisel a modo de monísimo casquete prusiano. Podría ser la evolución de los pelos cruzados en la pelada o el entretejido de años ha, pero en versión 2.0 (ahhhhh, pero que moderrrrrrna Marinita).
Para mayor desgracia, tampoco es cuestión de pasarse “la planchita” por todo el cabello, y la retaguardia -entiéndase de la falsa frente para atrás- se deja medio enrulado o un poco batido, como coronilla de Caniche. Para que ese injerto se sostenga más allá de las leyes de la física, pegotéanse todo con industriales cantidades de ¡¡¡GEL!!!
Ergo, no terminamos de entender si el muchacho que está delante nuestro en la parada del colectivo nos está mostrando la cara o la nuca. ABAJO EL FOTOLOG.