-Vino a saludarme, nomás. Yo le hice una caricia porque me dio no-se-qué.
-Divino el pichicho ese.
-Y después le dije: “No cruces” porque me dio no-se-qué que lo pisara un auto. Y se quedó, nomás.
-¡Qué increible!
-Si, increíble qué entendido que es ese perro, y de la calle nomás. No es un perro enseñado en una casa.