Culo veo, culo quiero. La profecía de Negroponte

Esto de Twitter me está consumiendo la vida.
Cada vez que alguien pone alguna boludez nueva, ahí la tarada y se registra, llena enorrrrrrrmes planillas de datos, verifica su identidad con un sms mandado a laconchadelalora.com, busca amiguitos, etc.
Con este derrotero he terminado teniendo mi propio Tumblr, mi propio perfil de Facebook. Además anoté los blogs en Alianzo, el Twitter en Technorati ; chequeo 22 veces al día el Google Analytics y el Feedburner; cambié la ubicación y formato de los bloques de Ad Sense. Leo hasta el horóscopo en Netvibes y me da una especie de desesperación cada vez que veo un texto sin hipervínculo porque quiero hacer clic hasta en el menú del chino al que le pido la comida al mediodía.
Lo bueno de esta explosión de novedades es que antes “el mundo era un pañuelo” y ahora mi mundo se está agrandando, un social big bang.
Una anécdota de ayer me hizo caer en la cuenta de esto. Una twitter friend, Marilink me comenta que quería responderle una pregunta a Jpdesantis pero que no la seguía. De curiosa que soy, me meto a ver el Twitter del pibe éste y me encuentro un link a un post suyo sobre Alfajores Capitán de Espacio y como toda quilmeña fanática enferma TUVE que dejarle un comentario. Menos de una hora después, todos agregados, comentados, amigados en Facebook y hasta la novia colombiana de Juan Pablo se sacó su propia cuenta de Twitter para seguir la jodita de sábado a la noche, desde varios países, continentes, aplicaciones y sistemas operativos.
I love being digital!