Yo no la voté. Es muy obvio que, como machista que soy, no pude haber votado a una mujer. Tampoco voté a la segunda.
No me dejó contenta el resultado de esta elección; ni a la cabeza, ni a los premios.
Estoy un poco enojada con el electorado por ser tan simplista y manipulable. Estoy un poco enojada con la oposición por ser tan desleal con sus electores.
Pero lo que SI me saca de mis casillas es que a 25 años de democracia haya gente que hable de “seguir luchando” porque ganó una propuesta que no querían. Yo no voy a luchar. Apretaré los dientes, putearé y trataré de trabajar para que las cosas vayan bien. Pero no cambio el trabajar por el luchar, porque la lucha es guerra, la guerra es destrucción, y por tratar de destruirnos los unos a los otros es que no hemos podido desarrollar un sistema político y partidario decente.
Un poco de memoria no nos vendría nada mal a los argentinos.