Un gran fotógrafo no necesita la última cámara con millones de px.
Un buen periodista puede hacer una nota desde un Nokia 1100.
Un speaker carismático no necesita un PowerPoint con datos.
Un texto claro no necesita ilustraciones.
Una BlackBerry no va a hacer mejores los e-mails.
Unas zapatillas inglesas no te convierten en Richard Branson.
Un hacker posta se arregla con una máquina ajena en un cybercafé y un mouse de bolita (que no anda).
Preocuparse más por los artilugios que por el provecho que se puede obtener de ellos me parece, en el mejor de los casos, onanista.